Este gas es venenoso y desprende un fuerte olor, similar al olor de los huevos podridos. Esta señal reconocible solo puede ser observada por los humanos en bajas concentraciones. Molestias físicas: cansancio, somnolencia, irritación ocular, inflamación e irritación de los órganos respiratorios. En concentraciones (muy) altas, incluso puede producir dolor en la nariz o hemorragias nasales, el órgano olfativo humano se podría paralizar, de tal manera que el olor ya no se percibiría y podría producirse una embolia pulmonar con consecuencias muy graves, que incluso podrían causar la muerte.